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(Foto: Ximena Riffo) |
Aborto: Disputa sobre el cuerpo
X Daniela López F.
A fines de Enero 2015, la presidenta de la
república Michelle Bachelet, firmo el proyecto de ley que pretende despenalizar
el aborto en Chile bajo tres causales: violación, inviabilidad fetal y riesgo
de vida de la madre. Proyecto de ley que
provocó más de un comentario tanto de los partidos políticos conservadores
–opositores- pro vida, como también de las agrupaciones o movimientos radicales
–pro aborto-.
El aborto en Chile es una práctica habitual,
que ha acompañado a la mujer desde que ha existido la vida en sociedad. A
comienzos del siglo XIX encontramos relatos de mujeres que en su desesperación,
o por decisión propia, optan por el aborto y en casos extremos por el
infanticidio “A poco de terminar el siglo XIX Prosperina Saavedra fue acusada
de matar a su hija, Agustina, de tan sólo diez meses. La mujer, analfabeta, sin
padres ni pareja, reconoció el delito, argumentando que al ser despedida de su
trabajo, como sirvienta de casa particular, temía no poder encontrar uno nuevo,
con una hija a cuestas”[i]
La decisión de Prosperina, no dista
mucho de la realidad actual, en pleno siglo XXI, las mujeres nos vemos bajo el
mismo contexto, y bajo las mismas presiones sociales, que llevan a un sinfín de
mujeres a realizar prácticas abortivas.
El factor económico: la presión del
capitalismo
Existe un varios factores que llevan a una
mujer a tomar la decisión del aborto; la principal o la más habitual, pasa a
ser una decisión económica, o sea, una
decisión directamente relacionada con el mercado y el poder adquisitivo. - Es
innegable que es una decisión totalmente respetable-.
La escasa protección económica, los bajos
sueldos, los contratos a honorarios, la dificultad para acceder a beneficios
sociales - sobre todo para la mujer de clase media- la inestabilidad laboral y
la discriminación laboral relacionada a la maternidad, En Chile la canasta básica es de $43.375[ii]
Per cápita -canasta básica que consta con un grupo de alimentos que
supuestamente “satisfacen” mensualmente las necesidades alimenticias de las
personas de extrema pobreza de nuestro país-
La canasta básica es casi un cuarto del sueldo mínimo en chile, lo cual
dependiendo de los integrantes del hogar va a aumentando. Es difícil de creer
que una mujer de clase baja, con el sueldo mínimo de $225.000-pesos pueda
mantener a más de 2 personas.
Entonces porque no decirlo, el aborto es una
decisión totalmente relacionada al sistema capitalista y de mercado en el que
estamos inmersos. Un sistema violento, que tiene a la mujer entre la espada y
la pared, sujeta y sumergida en el consumo, consumo que en muchos casos se hace
cada vez más inalcanzable.
Si nos situamos en otro contexto
socio-económico la cultura indígena,
específicamente la cultura mapuche que no tiene un arraigo económico
capitalista, ve el aborto como un acto de dolor, ““Después si uno tiene un
aborto uno siente su guagua, siente su guagua porque no es gracia perder una
guagua”[iii]. Es más, En las cultura mapuche el aborto está relacionado mayoritariamente a
actos inesperados, o aborto involuntario “Yo picando leña tuve un aborto de
cinco meses, por eso yo digo uno cuando forcejea una mujer cuando esta así no,
es pa perder el hijo” [iv]
Pese a ello, dentro de las tradiciones mapuches existen hierbas consideradas
abortivas, que son utilizadas por
mujeres mapuches y no mapuches -Winka-
en la necesidad de un aborto, Pero estas hierbas eran evitadas en la
antigüedad por las mujeres mapuches que vivían en la tradicional cultura
mapuche, ya que las culturas ancestrales tienen una especial valoración mística
sobre la vida Partiendo de la idea de la eterna repetición de los ciclos de la
vida y la naturaleza, y de la eficacia de observar fielmente las fiestas y
costumbres, el aymara pretende sostener ritualmente la continuidad del cosmos y
de la comunidad; la prosperidad y la reproducción”[v] Cosmovisión que
contempla una existencia plena y duradera,
con especial respeto por la naturaleza y sus ciclos.
Siendo así, el aborto está vinculado con la
invasión o la llamada “Colonización” española – portuguesa en nuestro
territorio americano, la mujer indígena y la mujer esclava que principalmente
eran mujeres negras traídas desde territorio africano, vivió durante la época
colonial, no solo explotación laboral, favoreciendo el enriquecimiento de los
reino que administraban las colonias, si no también sufrió una imperante
explotación sexual “Reproductoras de la vida siempre lo habían sido en África o
América, pero ahora, bajo la Colonia, sus hijas/os pasaban a ser fuerza de
trabajo para un hábitat enajenante. Las mujeres indígenas y luego las mestizas,
además de las negras, las zambas y mulatas fueron explotadas no sólo
sexualmente sino también económicamente”[vi] Esta práctica de dominación machista y
patriarcal de explotación sexual, tuvo como consecuencia la negación por parte
de las mujeres indígenas, negras, mestizas, zambas y mulatas, la negación a
procrear, por tanto a hacer de la práctica del aborto un acto de rebeldía “a
pesar de las prohibiciones establecidas por los conquistadores, las mujeres
indígenas y negras recurrieron a formas de resistencia aparentemente pasivas,
negándose a tener hijos”[vii]
.
No es difícil concluir que el aborto se
convirtió en si en un acto de revelación femenina ante un otro dominante, violento y opresor; Una
lucha anti sistémica resistiéndose a las normas establecidas de dominación de
género, en donde la mujer decide sobre su cuerpo y sobre la voluntad de
procrear y “preservar” la especie con un otro –hombre- que la violenta en su
individualidad sexual. Entonces, no es
raro afirmar que el aborto debe ser despenalizado en caso de violación, esto no
cae en tela de juicio, es difícil encontrar el raciocinio lógico ante semejante
invasión, acto salvaje y violento como el abuso sexual o la violación.
La idealización de la familia
Por otro lado, nos encontramos con uno de los
factores sociales más importantes, la familia.
Es difícil pensar que la familia puede llegar a ser un factor para tomar
una decisión como el aborto, pero lo es.
Chile es un país laico, en la Constitución artículo
4° se señala que se reconoce a Chile como un Estado laico; pese a que en la
Constitución se establece que Chile es un país laico, no es esto lo que se vive
en la práctica. El término de familia en
nuestro país tiene un carácter religioso que no se puede ignorar, ya que se
considerada como la unión de un hombre y
una mujer para vivir juntos, procrear y auxiliarse mutuamente. Es más según
nuestra propia Constitución, se considera “la familia” como el núcleo
fundamental de la sociedad, Lo cual se asemeja a las palabras del padre Pio XII
que denominó a la familia «célula vital de la sociedad».
La Familia está en crisis, es más, el ideal de
familia se aleja totalmente de la realidad, en donde nos encontramos con
familias mono parentales, en las que la mujer es - la mayoría de las veces-
quien debe asumir el rol de madre-padre, y llevar a cuestas el peso de la “familia”.
Entonces es ahí donde pasa a segundo plano el “vivir juntos y auxiliarse
mutuamente” del artículo 102 del Código
Civil, porque la sociedad prefiere ignorar la irresponsabilidad masculina sobre
la familia – hijos/as, y apuntar con el dedo a la mujer que aborta.
Pese a la crisis de la familia, en Chile, hay
un especial énfasis hacia la maternidad responsable, pero no hacia una paternidad responsable, que incluya una
sexualidad masculina responsable. Somos
las mujeres quienes debemos cargar con el uso de anticonceptivos, ya que casi
su totalidad – con excepción del preservativo- están pensados para que la mujer
lo utilice. Ante esta carga social,
muchas mujeres que se encuentran solas ante un embarazo no deseado, o que
tienen aun el ideal de familia que establece la norma social, optan por el
aborto como una opción totalmente legitima, prefiriendo el aborto antes que lidiar
con una maternidad solitaria, esto se ve reflejado en la disminución de las
tasas de natalidad- 1,8 hijos por mujer,
según el INE.
Cuerpo territorio de resistencia
El concepto de cuerpo, va más allá de la
diferenciación sexual de lo femenino y lo masculino, es más el cuerpo es un
espacio tangible construido en base a subjetividades. Y a su vez, en donde la sexualidad traspaso
los muros de la simple reproducción humana, pasando a acto recreativo y de experimentación. El cuerpo es un espacio personal, que se ha
convertido en territorio de resistencia.
En este caso la mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo y se
resiste ante el embarazo y la maternidad, generando una tensión político-social
que se produce cuando opta por el aborto.
Es también, el cuerpo un escenario del poder, que
Foucault denominaría Bio-Poder, donde hay confrontaciones culturales y luchas
sociales, es entonces el cuerpo un territorio de dominación “Ese bío -poder
fue, a no dudarlo, un elemento indispensable en el desarrollo del capitalismo;
éste no pudo afirmarse sino al precio de la inserción controlada de los cuerpos
al aparato de producción y mediante un ajuste de los fenómenos de población a
los procesos económicos”[viii]
La mujer revelándose, en este caso, ante la norma establecida
“se entiende que el cuerpo puede ser observado como la resultante de un proceso
de confrontación entre relaciones sociales cuyo ordenamiento tiende a adquirir
la forma de lucha entre clases o conjuntos de relaciones sociales”[ix]
recurre al aborto, liberándose de la dominación político-social establecida
sobre su cuerpo.
Cuando hablamos de cuerpo no puedo dejar de
mencionar la importancia de las masculinidades y su relación con el aborto, ya
que entramos en un campo de discusión complejo.
Por una parte nos encontramos con que es otro,
que bajo una doctrina patriarcal, o también considerado una masculinidad
hegemónica, quien impone la norma social y que penaliza el aborto. Por tanto es
el Estado y quienes lo componen quienes actúan como agentes decidores sobre el
cuerpo de la mujer, Lo cual provoca una
lucha constante entre el dominio masculino y la autodeterminación femenina.
Por otro lado,
nos encontramos con las
masculinidades del sujeto involucrado, que hacen referencia a la
relación directa con el aborto y la paternidad. Las mujeres nos hemos apropiado
de la temática del aborto como un asunto totalmente nuestro, donde somos las
protagonistas de la discusión sobre el aborto, dejando de lado el tema de las
masculinidades y la paternidad. Esto también
ocurre, por que en la mayoría de los casos, la decisión del aborto recae
netamente sobre la mujer, ya que es la mujer quien debe cargar con la
responsabilidad sexual y reproductiva, por ende, con el embarazo. Y la sociedad
no responsabiliza al hombre por su sexualidad irresponsable ni por su
paternidad irresponsable, ni tampoco se le responsabiliza por la realización de
un aborto en su pareja y/o compañera, siendo que el feto contiene una carga
biológica de ambos. Esto se aprecia en
que el castigo penal es impuesto sobre la mujer, y no sobre el padre de aquel
feto.
Conclusiones
El aborto es un acto de rebeldía ante la
norma, y la dominación del sistema. Es una apropiación del cuerpo como
territorio personal, en lucha constante contra la hegemonía masculina que está
representada con el Estado.
Con el proyecto de ley de despenalización del
aborto en las tres causales: violación, inviabilidad fetal y riesgo de vida de
la madre, se ha lograra un avance en relación a la discusión sobre el aborto en
chile, sobre todo en los casos extremos donde está en riesgo la salud de la
madre, o casos de abuso y violación sexual.
Pese a ello, el proyecto de ley no soluciona
las problemáticas de fondo que involucran el
tema del aborto en nuestro país:
a) Pobreza
y las carencias económicas femeninas (bajos sueldos, inestabilidad laboral,
discriminación maternal, encarecimiento de los costos de vida, etc.)
b) problemáticas
sociales (acceso a salud y educación de baja calidad),
c) crisis de la familia,
en donde son mujeres solas las que sustentan a sus hijos/as, por lo que la
decisión del aborto debiera ser una opción personal sin la norma social sobre
ellas.
d) Fortalecimiento de masculinidades,
que incluyan la concepción de paternidad y sexualidad responsable.
e) Aceptación
desde las autoridades dominantes, de la
autodeterminación femenina sobre su cuerpo.
[i] Página 1. Mujeres en Chile, de lo privado a lo
público. Carla Peñaloza.
[iii] (Quinturay, 32, región de la
Araucanía rural) Pautas de Crianza Mapuche. Centro Interdisciplinario de
Género.
[iv] (Leflay, 56, región de la
Araucanía rural). Pautas de Crianza Mapuche. Centro Interdisciplinario de
Género
[v] Pág2. Cosmovisión Aymara. Rosario Mena.
[vi] La
condición de la mujer en la Colonia y la consolidación del patriarcado. Pág 4
[viii] Michel Foucault. Historia de la Sexualidad.
[ix] Pág 31, El malestar de los cuerpos. Gustavo Ánton.