Claudia Neira Oportus
TODAS SOMOS ELLA…
X victoria aldunate
La ausencia de su hija en la casa en que vivieron juntas es
absurda… No quiere vivir su duelo como víctima, pero no desconoce esa calidad,
no quiere ser un estereotipo, tampoco quiere un altar para su hija, siente que
este juicio ha sido “eterno” y considera que es “impresentable” que el femicida
y su defensor se atrevan “a pedir algo”…
Alfredo Cabrera Opazo, el criminal que asesinó a su hija
Javiera de 6 años, lanzándola desde un séptimo piso el 19 de diciembre de 2005,
y que casi mata a Claudia Neira Oportus, la madre de Javiera, hace pocos días
habría apelado con un recurso de nulidad ante la sentencia de presidio perpetuo
calificado que lo dejaría recluido 40 años sin beneficios. Antes del juicio que
mostró su frialdad y ausencia total de culpa, pidió tres veces las libertad
condicional, cada vez mujeres feministas acompañaban a la sobreviviente de este
femicidio con pancartas de denuncia de la violencia machista. Claudia siempre
estuvo entre ellas, porque esta mujer entró a la sala del juzgado sólo el día 9
de mayo, cuando debió declarar y solicitó a los jueces un biombo para no ver la
cara del asesino de su hija.
AGRESOR: “MATÉ A LA JAVIERA”
En el verano de 2005 había sucedido la separación definitiva
de Claudia del agresor y en octubre él la había llamado telefónicamente
amenazándola, por lo que ella había interpuesto una denuncia por violencia
intrafamiliar. Antes de eso, Javiera ya había mostrado los primeros indicios de
estar creciendo, “pensando por sí misma”, se había comenzado a molestar con las
actitudes de su padre, había empezado, según cuenta Claudia, a ser “muy ella”.
El fatídico 19 de diciembre el femicida sacó a Javiera del
auto de su madre violentamente, se dio el tiempo de llevarla en ascensor a su
departamento, de abrir la puerta a Claudia, agredirla, de tomar a la niña y
lanzarla… y como si eso fuera poco, luego de consumar su crimen, llamó a la
madre de Claudia para anunciarle: ¡maté a la Javiera!
¿Viviste violencia antes de ese día 19 de diciembre de 2005?
Yo viví mucha violencia, pero demoré harto tiempo en poder
identificar la magnitud de la violencia que vivía. Quien me violentaba,
Alfredo, siempre lo hacía desde una condición de víctima, siempre parecía que
su violencia surgía desde sus propias crisis, entonces, casi sin darme cuenta,
la responsable era yo, porque no comprendía, porque era indolente… Ahí
comenzaba la agresión.
¿No lo conversaste con nadie?
Era muy tormentoso, al principio yo no me atrevía a
reconocerlo públicamente porque me producía mucha vergüenza, me sentía muy responsable
de lo que vivía. También sentía que era una violencia que sólo me afectaba a
mí, entonces aguantaba…
El último tiempo, claro, lo había empezado a abrir, comencé
una terapia, le pedí ayuda a mi madre, hice la denuncia y lo hablé con amigas,
sin embargo era incapaz de imaginar todo lo que ocurriría después.
Claudia es una mujer que a veces, muy pocas, se ríe, y
cuando lo hace, es generalmente con un dejo irónico. Desde que Javiera fue
asesinada la llora todos los días, pero eso sólo nos lo cuenta, jamás llora
delante de otras o de extraños, y está resuelta a no transformar su doloroso y
femenino horror en un show que exponga el dolor de las mujeres como
espectáculo. Igual nos atrevemos a preguntar…
¿Cómo era la Javiera?
La Javi, mi Javi, era la más linda de todas las hijas – como
todas las hijas, era un motorcito brillante, lleno de energías, luchadora, muy
parada en la vida, le gustaba disfrutar todo a concho, a su abuela, a sus tías
y sobre todo a sus primos. Le gustaba la comida rica, los chocolates, la ropa,
zapatos y carteras, con harto brillo. Se ponía pintura en los labios, era
habladora, reclamona, y muy cariñosa. Era muy regalona, casi todas las noches
se iba a mi cama y se apegaba. Ella ya estaba más grande y comenzábamos ser más
compañeras. La estaba disfrutando mucho…
LA SOCIEDAD NO SE RESPONSABILIZA
Claudia es socióloga, es feminista y opina políticamente que
las feministas se han obnubilado con la salida a lo público: “es como si la
violencia intramuros, permitiera compatibilizar la vida pública con la privada
y seguir siendo agredidas”…
¿A qué te refieres?
A que no importa que las mujeres estemos copando el mercado
laboral, estemos estudiando, accedamos a un trago después del trabajo, si al
llegar a la casa seguimos siendo agredidas. Para mí ese es un indicador de que
nada ha cambiado, que las mujeres seguimos siendo sacrificadas por el
patriarcado.
Tú has hablado de un juicio político, lo que ha sido
criticado ¿por qué?
Mucha gente me ha preguntado lo mismo y yo cada vez que
tengo ocasión habló de la necesidad de que éste juicio sea político, que tenga
referencias reales que no oculten las verdaderas bases en que se desarrollan
estos actos contra las mujeres: la violencia de género.
¿Cómo ves la violencia de género?
La veo y la vivo como la superioridad que alguien que se
siente inferior, necesita demostrar. Cuando dos personas se valoran por igual,
no es necesario cachetear a la otra, ni demostrar así tu poder. Sólo cuando no
tienes valor alguno, entonces golpeas para hacerte valer. Necesitas cada vez
agredir más, porque la relación es inversamente proporcional, cada vez que eres
agredida valoras menos, y como valoras menos eres más agredida. Eso es género,
por eso yo he querido dar esta lucha junto con mujeres, organizaciones de mujeres
y feministas.
¿Estás diciendo entonces que todos los juicios por VIF son o
deberían ser políticos?
Estoy diciendo que quisiera también que otras mujeres dieran
la pelea porque es nuestra responsabilidad no permitir la impunidad sobre los
delitos que dañan a mujeres, niños y niñas.
Muchas veces, observadores en vez de colocar su atención en
el femicida, busca "la culpa de la mujer", se pregunta: "pero
cómo ella puede aguantar" ¿qué dices a eso?
El ojo se pone donde se quiere poner. La violencia contra las
mujeres es transversal, todas las personas han tenido cierta proximidad con el
problema y creo que no quieren abordarlo porque significaría asumir una crisis
social… Preferimos decir: “es ella la que aguanta, ella la que provoca, ella la
que no hace nada”. Así la sociedad no se responsabiliza.
LA JUSTICIA NO RESUELVE LA DIGNIDAD
El día que se definió el juicio, el 20 de mayo, la condena
la había “dejado tranquila” porque “este sujeto no va a andar dando vueltas por
la calle”. Claudia quien está a punto de titularse como abogada, afirma que “la
libertad tiene requisitos” y que Cabrera Opazo “no cumple ninguno de ellos”.
Sin embargo, la capacidad de resolución de la legalidad y la Justicia como
institución es limitada. Para Claudia, la madre de Javiera: “no resuelve lo
fundamental, la vida de mi hija”, tampoco resuelve la dignidad de que mi niña
no lleve más el apellido del sujeto que le quitó la vida, creo que ella no
merece ser llamada como hija de ese asesino, debe ser Javiera Neira Oportus,
que se quede con los apellidos de su única familia.Tengo la certeza que ella no
quisiera ser vinculada a ese personaje que le truncó la felicidad a ella y a
todos quienes no podremos olvidarla jamás”.
Claudia se encuentra actualmente con una parálisis facial y
con sólo un 25% de visión en su ojo izquierdo, todo a consecuencia del intento
de asesinato contra ella por parte de Cabrera Opazo quien la golpeó en el suelo
y luego la atacó en el cuello con un objeto cortante mientras Javiera lloraba a
gritos, momento en que este hombre tomó a la niña y la lanzó al vacío… La
condena por casi asesinar a Claudia, independiente de la que recibió por el
“parricidio” de Javiera, son sólo 8 años que no cumplirá porque desde lo legal
ya tiene los otros 40… Dentro de todo, sólo 8 años parece una mala señal para
otras sobrevivientes que como gritan las feministas puede ser tu hija, puede
ser tu hermana... Aún peor sería que la corte de apelaciones revocara esta
sentencia, aminorándola… habrá que esperar para saberlo, otro mes de “juicio
eterno” para la madre de Javiera.
Fuente: Bloga Memoria Feminista, Archivo Memoria Feminista
* Esta entrevista fue hecha en 2007 y publicada en junio de 2007.
No hay comentarios:
Publicar un comentario