COCHABAMBA: NINGUNA MUJER DESEA ABORTAR, PERO ABORTAMOS...
X Victoria Aldunate Morales/diario "La Opinión" de Cochabamba, abril del año 2011
X Victoria Aldunate Morales/diario "La Opinión" de Cochabamba, abril del año 2011
Ha sido controversial la iniciativa del diario "La
Opinión", de revelar el aborto en Cochabamba. Y es que, tras la discusión
moral, hay miles de mujeres reales...
… En notas de prensa de ese medio se calcula hasta 50
mujeres -adultas y adolescentes- abortando cada día en Cochabamba. Datos de
CEPAL (2005) arrojan que en Bolivia, 115 mujeres abortan por día, 40 a 50 mil
mujeres anualmente, y que morirían cerca de 350 mujeres al año por esta causa
porque cuando el aborto es penalizado, la probabilidad de que las mujeres
pobres mueran por abortos mal hechos, es altísima…
Son mujeres entre el temor a morir y a la condena social,
intentando -con dificultad- asumir las obligaciones y prohibiciones que nos
impone el machismo, en la familia, en la calle, en el trabajo, en la vida en
general: virginidad, obligación sexual, maternidad y matrimonio inevitables,
negación de las necesidades propias…
Pero aunque aborten solas, hay hombres tras esa decisión.
Hombres que abandonan, que imponen un aborto que ellos no sufrirán en carne
propia, también familias inflexibles. Cuando una mujer aborta en
clandestinidad, están también abortando los hombres, las familias, la sociedad,
la Iglesia, el gobierno y todas las demás instituciones, pero la única que
puede morir y que será juzgada, es ella.
Ninguna mujer desea abortar. No vamos a un lugar ilegal a
colocar en peligro nuestras vidas como si fuésemos al dentista. Antes de llegar
ahí, hay angustia e indecisión, revisamos nuestras vidas. También contamos
nuestras monedas: ¿Nos alcanzará para pagar un aborto?... Cargamos en ese
proceso con un millón de culpas que nos han enseñado: religiosas, moralistas,
legales, familiares, maternales, muchas culpas…
¿Qué merecemos?
¿Qué wawa no merece ser deseada? ¿Qué mujer no merece
decidir su vida y su destino? ¿Quién se atreve a negar la evaluación que
hacemos las mujeres, en un momento dado, de nuestras posibilidades reales de
recibir o no a otro ser humano? ¿Quién sabe más sobre nuestras opciones, que
nosotras mismas? ¿Qué haremos luego de que nuestro cupo en la casa de acogida
para madres solteras expire?...
Historias de vida, sentimientos y dudas que no merecen un
dedo acusador.
De los 100 millones de pobres absolutos del mundo, la
aplastante mayoría son mujeres y los niños y niñas a su cargo. La pobreza se
hereda: trabajos precarios y mal pagados, trabajo doméstico impago… Siendo
mujer no es necesario enterarse de las estadísticas, basta con vivirlas:
Enfrentamos el sexo, el deseo, la pareja y la maternidad en una combinación de
pobreza, violencia sexual, prejuicios, servicios de salud escasos y acceso
limitado a la anticoncepción. La anticoncepción de emergencia forma parte de
las prestaciones del Seguro Universal de Salud (SUMI), pero la gran mayoría de
las mujeres no lo saben y parece que hubiese instituciones interesadas en que
nunca se enteren. Y aunque la legislación contempla la autorización judicial
del aborto en caso de violación, cuando un juez de Cochabamba el año 2000
autorizó un aborto a una niña de 12 años violada por su padrastro, médicos del
Hospital Germán Urquidi se negaron a cumplir con el mandato legal.
Muertes evitables
No es sólo el acceso a la anticoncepción, es la capacidad
–negada- de usarla sin culpa. Tampoco es sólo “falta de información y
educación”, es mucho menos racional que eso, es que la sexualidad es aquello de
lo que no se habla. Vivirla entre el asco y el placer, entre abusos y
vergüenza, es una dolorosa manera de existir. Y no se soluciona con clases
sobre infecciones de transmisión sexual ni con la condena al sexo.
En Bolivia el embarazo adolescente afecta a 2 de cada 10
mujeres menores de edad, 1 de cada 4 embarazos adolescentes termina en aborto.
Sabiendo que el acceso a la anticoncepción reduce los abortos, la sociedad
adulta se preocupa de la virginidad de las jóvenes y les niega la
anticoncepción. Sabiendo que la despenalización del aborto evitaría más muertes
de mujeres, los gobiernos prefieren llevar la fiesta en paz con los sectores
económicos y religiosos, políticamente poderosos, que se oponen al aborto…
Cuando se habla sobre aborto, se habla del estatus moral del
embrión y el derecho de las mujeres a decidir. Hay ideas nuevas: Desde hace
algo más de un siglo, la Iglesia Católica condena el aborto como un crimen,
antes de siglo 19 no se oponía, y Santo Tomás de Aquino afirmaba que sólo en un
cuerpo ya formado Dios introduce el alma racional. Por otra parte, hace sólo
unas décadas aparecen las rebeldes Católicas Por el Derecho a Decidir y la
teóloga brasileña Ivone Gebara afirma que el aborto no es pecado para las
mujeres pobres. Sé que sus reflexiones, enojará a varios, pero son sólo ideas.
Lo que parece realmente indignante son hechos como que se
prohíba el aborto, pero no se prohíban las trasnacionales que concentran la
riqueza y matan de hambre a niñas y niños ya nacidos, que cuando las mujeres
abortan, se las califique de criminales, pero que cuando ellas mueren por
abortos clandestinos, eso no se reconozca como un crimen contra la humanidad, como un femicidio, y qué la muerte del
embrión sea inaceptable, pero la de las mujeres, aceptable.
* Fuente columna: Diario "La Opinión", Cochabamba,
edición impresa, abril 2011
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