Acusados: ex comisionado militar Heriberto Valdez Asij y coronel Esteelmer Reyes Girón con su abogado |
CASO SEPUR ZARCO: NUESTRA
MIRADA ESTÁ EN LA JUSTICIA…
X Alianza Rompiendo el Silencio y la Impunidad/Enviado X
Articulación Política LaCuerda
Quince mujeres q’eqchi’ fueron víctimas de violación sexual,
esclavitud doméstica y sexual, en el destacamento militar Sepur Zarco en el
Estor, Izabal, entre los años 1982 y 1983. Los acusados: el coronel retirado,
Francisco Esteelmer Reyes Girón encargado del destacamento militar Sepur Zarco
en el tiempo descrito y Heriberto Valdez Asig, ex comisionado militar del
destacamento, se encuentran en prisión preventiva desde junio del año 2014 y
enfrentarán debate oral y público en el primer semestre del año 2016, en el
Tribunal de Mayor Riesgo A.
Como Alianza Rompiendo el Silencio y la Impunidad,
manifestamos nuestra preocupación por el
actuar del abogado Moisés Galindo, defensor del acusado Esteelmer Reyes, quien
recurre al litigio malicioso, provocando que las juezas Yassmin Barrios y
Patricia Bustamante se excusen de conocer el proceso, así como recusando al
Juez Pablo Xitumul, quienes integran el Tribunal A de Mayor Riesgo, lo que
implicaría la disolución de este tribunal.
De acuerdo con el marco legal nacional, este tipo de casos
requieren ser conocidos por jueces de los Tribunales de Mayor Riesgo, es por
ello que esperamos que la Sala resuelva que el abogado Moisés Galindo, debe
retirarse del proceso y no las juezas del tribunal; quienes son profesionales
reconocidas por su honorabilidad, integridad y amplio conocimiento en temas de
género, justicia transicional y buen
desempeño en procesos de alto impacto, circunstancias que garantizan el
acceso a la justicia con especial atención a las mujeres víctimas, que desde
hace más de 30 años esperan que el sistema de justicia juzgue la violencia, la
esclavitud sexual y doméstica como crímenes de guerra cometidos por miembros
del Ejército de Guatemala.
Le corresponde a la Sala de la Corte de Apelaciones de Mayor
Riesgo resolver las excusas y recusación. Por lo que solicitamos a la
ciudadanía en general, integrantes de organizaciones indígenas, campesinas,
estudiantiles, de mujeres, feministas y de derechos humanos, observadores
internacionales y medios de comunicación estar vigilantes a la resolución de la
Sala y contribuir así al acceso a la justicia para las mujeres.
¡POR LAS DE AYER Y LAS DE HOY
Guatemala, septiembre 2015
Fuente: Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial
El militar retirado Esteelmer Francisco Reyes Girón sonríe en el juicio en su contra (AP) |
Desgarradores testimonios de víctimas de la guerra en
Guatemala
El tribunal que juzga a un militar y a un exparamilitar
escucha relatos de mujeres que fueron abusadas y esclavizadas
X The Associated Press Sábado 6 Febrero 2016
GUATEMALA.- El tribunal que juzga a un militar y a un exparamilitar por la
violación de mujeres durante la guerra interna escuchó el viernes los relatos
grabados en vídeos de víctimas abusadas y esclavizadas por soldados, en el
quinto día del juicio que se realiza en esta capital.
"Me violaron en la montaña", se escucha en el
relato de Antonia Choc ante el juez Miguel Ángel Gálvez, quien conoció en
primera instancia el caso. En la grabación no se muestra el rostro de la mujer.
"No recuerdo muy bien. Quizás fueron cuatro (soldados)
los que me violaron", se le oye decir entre lágrimas en su idioma maya
Q'eqchí, acompañada por una intérprete y una psicóloga que le ponían las manos
en sus hombros para apoyarla.
Estas declaraciones, conocidas legalmente como "prueba
anticipada", son grabadas y se les considera como pruebas como un
procedimiento que busca evitar que las afectadas pasen por el sufrimiento de
tener que repetir sus testimonios durante el proceso.
El militar retirado Esteelmer Francisco Reyes Girón es juzgado
por el Tribunal de Mayor Riesgo "A" por los delitos contra los
deberes de la humanidad en su forma de violencia sexual, y asesinato. Y
Heriberto Valdez Asij, ex comisionado militar -un civil con funciones
castrenses- también es juzgado por delitos contra los deberes de la humanidad
en su forma de violencia sexual y desaparición forzada.
Según ONG el caso es histórico, pues por primera un tribunal
local de un país juzga este tipo de delitos considerados de lesa humanidad
Según la acusación de la fiscalía, Reyes Girón en su calidad
de subteniente del ejército y comandante de pelotón "autorizó y
consintió" los vejámenes a las que fueron expuestas las mujeres durante al
menos seis meses; los hechos ocurrieron entre 1982 y 1983, en el destacamento
militar Sepur Zarco, ubicado en el municipio de El Estor en el departamento de
Izabal, en el norte del país.
El primer día de la audiencia, Asij negó los cargos en su
contra, mientras que Reyes Girón no ha querido pronunciarse y ha dicho que el
tribunal no tiene solvencia para juzgarle.
Paula Barrios de la organización Mujeres Transformando el
Mundo, dijo a The Associated Press que "cada testimonio ha confirmado lo
vivido por las mujeres".
Agregó que además de ser violentadas sexualmente, iban a
hacer turnos al destacamento para trabajar en labores domestica para los
soldados.
En el juicio también se escuchó la declaración en video de
un testigo protegido por la fiscalía que no fue identificado.
Dijo ser un exmilitar que llegó al destacamento como
reemplazante de Reyes Girón y que presenció abusos sexuales a las mujeres,
muchas de las cuales llegaban buscando a sus maridos que habrían sido
asesinados o desaparecidos. Afirmó haber ayudado a estas mujeres, sin mayor
éxito.
El dato
Guatemala vivió una cruenta guerra entre 1960-1996, entre el
Ejército y la guerrilla marxista.
Según Naciones Unidas unas 245 mil personas fueron
asesinadas o desaparecidas durante esa guerra.
Fuente: Sipse.com, Información en todo momento
Juez ordena juicio penal en contra de dos exmilitares
Sepur Zarco: La violencia sexual será juzgada
X Oswaldo J.
Hernández/ Plaza Pública
Tras 32 años de espera, el Juzgado B de Mayor Riesgo de
Guatemala ha decidido llevar a juicio a dos militares a causa de su
responsabilidad en la esclavitud sexual que sufrieron 15 mujeres q’eqchí en el
destacamento militar de Sepur Zarco. Delitos contra deberes de la humanidad,
desaparición forzada y asesinato forman parte de la acusación en contra del
teniente Steelmer Reyes Girón y el excomisionado militar Heriberto Valdez Asij.
En el juzgado B de Mayor Riesgo de Guatemala, la historia
del destacamento militar de Sepur Zarco, audiencia tras audiencia, se ha
descafeinado para el público que asiste a la torre de tribunales. Un resumen
con poca guía para seguir la trama que se ubicó entre los departamentos de
Izabal y Alta Verapaz. Sólo para los abogados, el juez, los acusados, la
fiscalía y para las víctimas la historia del destacamento utilizado para la
esclavitud sexual a principios de los años 80 por parte del Ejército de
Guatemala tiene detalles claros, imborrables.
Todo el expediente, entre testimonios, hechos, nombres,
violaciones sexuales —una tras otra—, asesinatos —uno tras otro—, torturas, ha
sido dosificado a medida de que el juez Miguel Ángel Gálvez evaluaba, en tres
audiencias, si las pruebas en contra del teniente Steelmer Reyes Girón y el excomisionado
militar Heriberto Valdez Asij eran suficientes para que pudieran enfrentar
juicio. Al final, Gálvez ordenó la acusación realizada por Ministerio Público
(MP) y también la de los abogados querellantes de este caso. Escuchó luego a la
defensa y el juez tomó el expediente, ubicó delitos, descartó acusaciones, y
dictaminó que un proceso en contra de los dos militares, en efecto, era
posible. La violencia sexual cometida en los años 80 en contra de 15 mujeres
q’eqchí podrá ser juzgada.
Para Gálvez, a causa de la esclavitud sexual en el interior
del destacamento Sepur Zarco, los delitos contra deberes de la humanidad eran
posibles de probar en contra de los dos acusados, e individualizó el delito de
desaparición forzada en contra de Valdez Asij, así como asesinato en contra de
Reyes Girón.
El consentimiento de los militares
Durante tres días de audiencia los dos acusados
permanecieron inmóviles, callados, atentos. Sólo en breves instantes —cuando su
nombre era pronunciado, cuando la acusación tomaba sentido— apenas una mirada
furtiva, de desconcierto, y muchas veces de enfado era lanzada contra los
fiscales, el juez, o los querellantes. El más cerril de los dos acusados era
siempre el teniente Francisco Steelmer Reyes Girón.
—Bajo su mando, usted (Reyes Girón) consintió que los
soldados abusaran sexualmente de las mujeres que eran obligadas a trabajar en
el destacamento militar de Sepur Zarco —indicaba la fiscal Hilda Pineda.
—Bajo su mando, usted (Reyes Girón) consintió que los
soldados abusaran sexualmente de las mujeres que eran obligadas a trabajar en
el destacamento militar de Sepur Zarco —indicaba la fiscal Hilda Pineda.
Reyes Girón, como señala la investigación del MP, llegó a
Sepur Zarco en julio de 1982. Como subteniente de artillería, antes de esa fecha,
se encargaba de calibrar los cañones antiaéreos de la Zona Militar Número Seis,
Miguel García Granados, en Puerto Barrios, Izabal. Luego fue destacado, junto a
50 soldados, para dirigir el lugar que serviría como zona de descanso para más
de diez destacamentos militares como Chaviland, San Lucas, Pueblo Viejo,
Panzós, El Estor, Tinajas, Paraná Las Colinas y Pataxte; además de dos zonas
militares: la número 21, Antonio José Irisarri; y la número 6. El
lugar de descansode esta área militar, a cargo de Reyes, era Sepur Zarco.
Para intentar refutar la investigación de la fiscalía, el
abogado Alfredo Vásquez se sienta a la diestra de los dos acusados. Su defensa
es para Reyes Girón. A su lado, y por su parte, Elvia Santizo es la abogada que
defiende al otro de los acusados. Según Vásquez ubicar a su defendido al frente
del destacamento militar de Sepur Zarco es algo imposible de probar. No hay
documentos. No hay un solo papel que diga quiénes estuvieron ahí. Fue lo que
dijo ante el juez Gálvez. Y en cierta medida el abogado defensor tiene razón.
El Ministerio de la Defensa, como explicó en su momento a Plaza
Pública el ex vocero del Ejército, Rony Urizar, no guarda registro
alguno de los militares que dirigieron destacamentos durante los años 80. Pero
a la fiscalía le ha bastado que las 15 mujeres q’eqchi’es abusadas sexualmente
en Sepur Zarco a lo largo de seis años lo reconocieran 32 años más tarde, ante
el juez, mediante una fotografía.
—El teniente Reyes me capturó. Era quien daba las órdenes.
Era un hombre con cara de enojado —decía una de las mujeres q’eqchi’s en su
testimonio de prueba anticipada.
El apoyo de los soldados
Cuando Reyes llegó a Sepur Zarco, el otro acusado por este
caso, Heriberto Valdez Asij, ya era alguien famoso en la región. “El
Canche” Asij había construido un nombre a causa de su apoyo incondicional
al Ejército y sus medidas contrainsurgentes entre Izabal y Alta Verapaz. Era
policía municipal de Panzós, en el municipio de Alta Verapaz. En abril de 1982
fue reclutado como comisionado militar.
Según la fiscalía, el 25 de agosto de 1982, durante la
fiesta Patronal de Santa Rosa de Lima, Valdez Asij iba al frente de varias
cuadrillas de soldados. Su función era ubicar a los campesinos q’eqchi’s que se
habían atrevido a gestionar la propiedad de sus tierras ante el Instituto
Nacional de Transformación Agraria (INTA) y capturarlos. La mayoría de ellos
eran esposos de las mujeres que serían abusadas sexualmente en el interior de
Sepur Zarco.
Ese día, Asij, como dijo la fiscal Pineda, fue responsable
de desaparecer a Antonio Suc Cac, Manuel Cac, Santiago Cac Ba, Pedro Cac Ba,
Abelardo Pop, Heriberto Choc Tzi y Juan Choc. Además de otra decena de personas
que nunca regresaron a sus comunidades. La mayoría, atados, golpeados, fueron
llevados al destacamento Tinajas. La peregrinación de muchas mujeres en busca
de sus esposos por varios destacamentos al final no tuvo resultados.
Valdez Asij, aún hoy, se niega a declarar sobre el paradero
de las personas que fueron capturadas ese día, cuando guiaba a los soldados a
lo largo de la región fronteriza que separa a Alta Verapaz de Izabal. La
fiscalía le acusa también de haber violado a dos mujeres durante ese operativo
que se realizó en las comunidades de San Miguelito, La Esperanza, Saquijá,
Pencalá, Chenibal, en las fincas de Chaviland y Pataxté (de Juan Maegli), en
San Miguel (de la familia Milla), en el caserío San Marcos y Pom Baac, también
Semococh, antes de que fuera terminado Sepur Zarco. En total más de 20 personas
desaparecidas.
—El Ejército hizo un listado con las mujeres que quedaron
solas después del operativo del 25 de agosto de 1982. Fueron llamadas para
cumplir su servicio militar y trabajar dentro del destacamento militar de Sepur
Zarco —indicó la fiscal Pineda.
—El Ejército hizo un listado con las mujeres que quedaron
solas después del operativo del 25 de agosto de 1982. Fueron llamadas para
cumplir su servicio militar y trabajar dentro del destacamento militar de Sepur
Zarco —indicó la fiscal Pineda.
Bajo el mando del teniente Reyes las 15 mujeres q’eqchi’s
fueron obligadas a lavar y cocinar para los soldados. Un turno cada tres días,
durante meses. Además se permitió el abuso sexual de los soldados que llegaban
al destacamento militar a descansar. “Las violaciones sexuales eran realizadas
por grupos de cinco, diez y hasta 15 soldados”, señaló Jennifer Bravo, abogada querellante
y representante de la Fundación Mujeres Transformando el Mundo (MTM). El
teniente Reyes estuvo ocho meses a cargo del destacamento de Sepur Zarco, no
obstante, las mujeres sufrieron abusos constantes hasta 1988, cuando el
destacamento finalmente fue desmantelado.
Los delitos de los acusados
Los testimonios incluidos en la acusación del MP también
ubican el asesinato de Dominga Choc y sus dos pequeñas niñas, Anita y Herlinda.
“En 2001, tres osamentas fueron encontradas en el río Rojquipur, a un costado
del destacamento de Sepur Zarco”, indicó la fiscal Pineda. Dominga Choc junto a
su familia fue capturada por el teniente Reyes y llevada a Sepur Zarco. Durante
meses, según los testimonios, fue encerrada en un calabozo, violada por los
soldados en múltiples ocasiones, muchas de ellas frente a sus dos hijas
pequeñas. Fue asesinada el 24 de noviembre de 1982.
Vásquez, en defensa de Reyes Girón, explicó al juez Gálvez
que existe un error en la fecha de fallecimiento de Dominga Choc. “Hay dos
fechas de fallecimiento —indicó—, una en junio y otra en noviembre. No es
posible determinar con exactitud el día de su fallecimiento”. Quizá fue el
argumento más sólido de la defensa durante las últimas audiencias. Además de
driblar otras acusaciones, sobre todo, porque éstas llegaban fuera de tiempo.
Tal fue el caso de otros cinco asesinatos ocurridos en Sepur Zarco. Otros
campesinos capturados. Los habían atrapado en la comunidad de Semococh, Alta
Verapaz y los habían recluido en una zanja en el patio del destacamento. “El
teniente Reyes los obligó a pelear”, decía uno de los testimonios. “Los picaba
con un palo. Uno de los campesinos consiguió quitar el palo a los soldados y
regresar el golpe. El teniente Reyes sangraba. Los soldados de Sepur Zarco, en
consecuencia, lanzaron una granada en el interior de la zanja. Todos murieron
por la explosión”. Para la fiscalía, y sobre todo para los querellantes, este
delito debía ser incluido en contra de los acusados antes de que el juez
decidiera dar apertura a debate en contra de los dos militares. El juez Gálvez,
no obstante, explicó que nada de este hecho había sido considerado en la
acusación. Tampoco otras torturas que había en el expediente. El MP olvidó
presentar acusación formal a causa de estos hechos.
Tras dar lectura a la acusación, ordenarla, ubicar a las
víctimas, explicar los delitos cometidos, argumentar sobre lo expuesto por cada
una de las partes, el juez Miguel Ángel Gálvez decidió que era posible llevar a
juicio a los dos acusados. Para Reyes Girón, el juez indicó que habían pruebas
suficientes para dar apertura a juicio a causa del delito de deberes contra la
humanidad en su forma de violencia sexual, esclavitud sexual y esclavitud
doméstica cometidos en contra de 11 mujeres q’eqchi’s, además de tratamiento inhumano
por las pequeñas Anita y Hermelinda Choc Pop. El juez acusó a Reyes también por
el asesinato de Dominga Choc. Para Valdez Asij, las pruebas evaluadas, como
indicó el juez, lo llevan a juicio por el delito de desaparición forzada a
causa de las capturas de siete campesinos q’eqchi’s el 25 de agosto de 1982.
Además, Asij, enfrentará juicio por el delito de deberes contra la humanidad en
su forma de violencia sexual a causa de haber violado a dos mujeres durante los
operativos militares en los que participó durante 1982 entre Izabal y Alta
Verapaz.
Fuente: Plaza Pública
Ex comisionado militar Heriberto Valdez Asij, acusado |
No hay comentarios:
Publicar un comentario