Represión contra las mujeres manifestantes convocadas por la Red contra la Violencia |
Violencia estatal contra las mujeres
X Camila Maturana Kesten/Enviada X Camila Maturana Kesten*
Desde hace décadas las mujeres en Chile, como en el
resto del mundo, denunciamos las condiciones de opresión en que vivimos y las
múltiples manifestaciones de la violencia de género como uno de los problemas
de derechos humanos más graves que enfrenta la sociedad.
La lucha organizada de las mujeres ha favorecido que los
Estados asuman importantes compromisos para enfrentarla y que, a través de
tratados internacionales y leyes nacionales, se hayan obligado a garantizar los
derechos de las mujeres, prevenir la violencia, investigarla cuando ocurre, proteger
a las víctimas, sancionar a los agresores y reparar las consecuencias de ella.
Pese al tiempo transcurrido desde la asunción de estos
compromisos internacionales e incluso la dictación de leyes e implementación de
políticas públicas, la violencia sigue cobrando la vida de las mujeres. Año a
año observamos que los patrones de dominación, sometimiento y control siguen
vigentes, contabilizándose en el país más de 50 femicidios anuales y cerca del
doble de femicidios frustrados, además de las más de 100.000 mujeres que
denuncian ante las policías y tribunales la violencia que sufren de parte de
sus parejas y en sus familias.
Pero las estructuras de poder que posibilitan la violencia
no están presentes únicamente en las relaciones de pareja y familiares. El
continúo de la violencia contra las mujeres permea los espacios privados y los
espacios públicos. Las mujeres estamos en riesgo por el hecho de ser mujeres,
en nuestras casas y en las calles. Los agresores pueden ser las parejas, ex
parejas, padres, tíos, amigos, vecinos, jefes, compañeros, desconocidos e
incluso la fuerza policial.
Sin embargo, las autoridades desatienden la magnitud y
gravedad de la violencia contra las mujeres. Ni siquiera el conocimiento
público de las agresiones y asesinatos de mujeres han logrado generar en las
autoridades una respuesta adecuada al problema.
En poco más de dos meses de lo que va trascurrido del año
2016 al menos 11 mujeres han sido asesinadas por sus parejas. La naturalización
de la violencia de género, y el femicidio como su manifestación más extrema, es
tal que nadie pareciera inmutarse. Nadie, salvo las mujeres.
En una acción desesperada ante la indiferencia política y
social frente a la violencia machista –replicada cotidianamente por gran parte
de la publicidad y por aquellos medios de comunicación que insisten en pseudo
explicar y justificar las agresiones a mujeres– y convocadas por la Red Chilena
contra la Violencia hacia las Mujeres,decenas de mujeres y hombres concurrimos
el viernes 11 de marzo a la Alameda, frente a la Moneda, a expresar nuestra
indignación y exigir a las autoridades que cumplan su obligación de proteger la
vida de las mujeres.
Pero en lugar de ser escuchada la demanda de las mujeres, ha
sido reprimida por agentes del Estado que las han violentado. Fuerzas
policiales insultaron, golpearon, patearon y manosearon a las mujeres que se
manifestaban públicamente en defensa de sus derechos exigiendo a las
autoridades la protección de la vida de las mujeres en Chile. Fueron agredidas
por agentes estatales y se atropellaron las más mínimas garantías judiciales.
Tras las golpizas y detención de una decena de
manifestantes, Carabineros impidió que las detenidas fueran entrevistadas por
sus abogadas y contaran con una defensa judicial, interfiriendo su derecho al
debido proceso.
No podemos comprender la indiferencia estatal frente a la
violencia femicida y menos aún podemos comprender que la fuerza policial se
erija en represora de quienes demandan políticas públicas para la protección de
las mujeres.
Exigimos una explicación frente a la brutalidad policial
ejercida en contra de quienes demandan una respuesta estatal frente a la
violencia contra las mujeres. Ya no queremos seguir contando mujeres
asesinadas.
* Camila Maturana Kesten es Abogada y trabaja en la Corporación Humanas, Centro Regional de Derechos Humanos y Justicia de Género
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