TODA LA PUNTADA CON HILO, TODA, TODA, HA SIDO, SIEMPRE, CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES... NOS REBELAMOS A HABLAR DE "VIOLENCIA FAMILIAR" -A DISFRAZAR LA REALIDAD DE LAS MUJERES-. ACÁ COLOCAREMOS ALGUNOS TEXTOS ELEGIDOS, A SABIENDAS QUE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES ES ESTRUCTURAL PORQUE ASÍ OPERA EL PATRIARCADO...

lunes, 24 de junio de 2013

COCHABAMBA: NINGUNA MUJER DESEA ABORTAR, PERO ABORTAMOS

COCHABAMBA: NINGUNA MUJER DESEA ABORTAR, PERO ABORTAMOS...
X Victoria Aldunate Morales/diario "La Opinión" de Cochabamba, abril del año 2011

Ha sido controversial la iniciativa del diario "La Opinión", de revelar el aborto en Cochabamba. Y es que, tras la discusión moral, hay miles de mujeres reales...

… En notas de prensa de ese medio se calcula hasta 50 mujeres -adultas y adolescentes- abortando cada día en Cochabamba. Datos de CEPAL (2005) arrojan que en Bolivia, 115 mujeres abortan por día, 40 a 50 mil mujeres anualmente, y que morirían cerca de 350 mujeres al año por esta causa porque cuando el aborto es penalizado, la probabilidad de que las mujeres pobres mueran por abortos mal hechos, es altísima…

Son mujeres entre el temor a morir y a la condena social, intentando -con dificultad- asumir las obligaciones y prohibiciones que nos impone el machismo, en la familia, en la calle, en el trabajo, en la vida en general: virginidad, obligación sexual, maternidad y matrimonio inevitables, negación de las necesidades propias…
Pero aunque aborten solas, hay hombres tras esa decisión. Hombres que abandonan, que imponen un aborto que ellos no sufrirán en carne propia, también familias inflexibles. Cuando una mujer aborta en clandestinidad, están también abortando los hombres, las familias, la sociedad, la Iglesia, el gobierno y todas las demás instituciones, pero la única que puede morir y que será juzgada, es ella.
Ninguna mujer desea abortar. No vamos a un lugar ilegal a colocar en peligro nuestras vidas como si fuésemos al dentista. Antes de llegar ahí, hay angustia e indecisión, revisamos nuestras vidas. También contamos nuestras monedas: ¿Nos alcanzará para pagar un aborto?... Cargamos en ese proceso con un millón de culpas que nos han enseñado: religiosas, moralistas, legales, familiares, maternales, muchas culpas…

¿Qué merecemos?

¿Qué wawa no merece ser deseada? ¿Qué mujer no merece decidir su vida y su destino? ¿Quién se atreve a negar la evaluación que hacemos las mujeres, en un momento dado, de nuestras posibilidades reales de recibir o no a otro ser humano? ¿Quién sabe más sobre nuestras opciones, que nosotras mismas? ¿Qué haremos luego de que nuestro cupo en la casa de acogida para madres solteras expire?...
Historias de vida, sentimientos y dudas que no merecen un dedo acusador.

De los 100 millones de pobres absolutos del mundo, la aplastante mayoría son mujeres y los niños y niñas a su cargo. La pobreza se hereda: trabajos precarios y mal pagados, trabajo doméstico impago… Siendo mujer no es necesario enterarse de las estadísticas, basta con vivirlas: Enfrentamos el sexo, el deseo, la pareja y la maternidad en una combinación de pobreza, violencia sexual, prejuicios, servicios de salud escasos y acceso limitado a la anticoncepción. La anticoncepción de emergencia forma parte de las prestaciones del Seguro Universal de Salud (SUMI), pero la gran mayoría de las mujeres no lo saben y parece que hubiese instituciones interesadas en que nunca se enteren. Y aunque la legislación contempla la autorización judicial del aborto en caso de violación, cuando un juez de Cochabamba el año 2000 autorizó un aborto a una niña de 12 años violada por su padrastro, médicos del Hospital Germán Urquidi se negaron a cumplir con el mandato legal.

Muertes evitables
No es sólo el acceso a la anticoncepción, es la capacidad –negada- de usarla sin culpa. Tampoco es sólo “falta de información y educación”, es mucho menos racional que eso, es que la sexualidad es aquello de lo que no se habla. Vivirla entre el asco y el placer, entre abusos y vergüenza, es una dolorosa manera de existir. Y no se soluciona con clases sobre infecciones de transmisión sexual ni con la condena al sexo.
En Bolivia el embarazo adolescente afecta a 2 de cada 10 mujeres menores de edad, 1 de cada 4 embarazos adolescentes termina en aborto. Sabiendo que el acceso a la anticoncepción reduce los abortos, la sociedad adulta se preocupa de la virginidad de las jóvenes y les niega la anticoncepción. Sabiendo que la despenalización del aborto evitaría más muertes de mujeres, los gobiernos prefieren llevar la fiesta en paz con los sectores económicos y religiosos, políticamente poderosos, que se oponen al aborto…
Cuando se habla sobre aborto, se habla del estatus moral del embrión y el derecho de las mujeres a decidir. Hay ideas nuevas: Desde hace algo más de un siglo, la Iglesia Católica condena el aborto como un crimen, antes de siglo 19 no se oponía, y Santo Tomás de Aquino afirmaba que sólo en un cuerpo ya formado Dios introduce el alma racional. Por otra parte, hace sólo unas décadas aparecen las rebeldes Católicas Por el Derecho a Decidir y la teóloga brasileña Ivone Gebara afirma que el aborto no es pecado para las mujeres pobres. Sé que sus reflexiones, enojará a varios, pero son sólo ideas.

Lo que parece realmente indignante son hechos como que se prohíba el aborto, pero no se prohíban las trasnacionales que concentran la riqueza y matan de hambre a niñas y niños ya nacidos, que cuando las mujeres abortan, se las califique de criminales, pero que cuando ellas mueren por abortos clandestinos, eso no se reconozca como un crimen contra la humanidad, como un femicidio, y qué la muerte del embrión sea inaceptable, pero la de las mujeres, aceptable.

* Fuente columna: Diario "La Opinión", Cochabamba, edición impresa, abril 2011